¡ADIÓS Y BUEN CAMINO! //GOODBYE AND GOOD ROAD! //

 

Desde los más remotos tiempos, el hombre tuvo la necesidad espiritual de realizar una peregrinación a un templo o una ciudad santa según su fe y su religión.

Jerusalén, Katmandú, La Meca, Roma, Santiago, Karbala y otras muchas son puntos de referencia.

De ellas me voy a referir a Santiago de Compostela, una ciudad gallega en el noroeste de España, a la que cada año acuden peregrinos de distintas partes del mundo, personas que popularmente se dice que estan “haciendo el camino” porque como en una de sus canciones Serrat dice: que se hace el camino al andar.

Pero “hacer el camino” es algo más que ponerse unas zapatillas, echar una mochila al hombro y ponerse a andar. Debemos planificar que es lo que queremos

hacer, que ruta tomar, con que medios contamos, albergues disponibles, atuendo según la época del año y comprobar si estamos capacitados para hacerlo. Conozco personas, que dejándose llevar por el entusiasmo de verlo hacer a los demás, se lanzaron a la aventura, fracasando en el intento e incluso rompiendo la marcha del grupo en el que se unió.

Es por ello que se debiera preparar con antelación, usando la ropa y peso, que se va a portar en el momento de realizar el viaje real.

Muchas son las rutas que conducen a Santiago, yo diría que casi tantas como los caminantes, aunque hay algunas más oficializadas, el camino francés desde Roncesvalles, el inglés desde Finisterre, el portugués desde Oporto, son ejemplos, que se pueden acortar o alargar según las necesidades y disponibilidad del caminante, su solvencia económica, el tiempo que puede dedicar…

Las nuevas tecnologías permiten planificar las ofertas de alojamiento, rutas y también nos ofrecen mayor seguridad ante cualquier incidente o adversidad. Antes era más fácil entablar amistad con las personas, durante las etapas del camino, pero la llegada del móvil hizo que se perdiese mucho el encanto, al final de la etapa, el peregrino, en lugar de conversar con los demás, gasta parte de su tiempo, leyendo mensajes que le envían o bien enviando a su vez fotos y videos de los lugares que pasó a los suyos, por lo que cada cual esta a lo suyo en una ausencia total de la persona que tiene a unos pasos, que a su vez está haciendo lo mismo.

Con esta modernidad se perdieron historias relatadas por los caminantes, que se iban pasando de unos a otros, las hay muy graciosas, pero también dramáticas, pero al fin de cuentas eran historias, como la que se cuenta de Felicia de Aquitania, una mujer de la nobleza, que cuando regresaba de realizar una peregrinación a Santiago, decide en un arranque de humildad quedarse en Almacín y dedicar su vida a ayudar a los pobres, sirviendo a su vez como doncella. Enterado por unos

peregrinos su hermano el duque Guillermo, va a su encuentro y trató de persuadirle, pero ella se negó, por lo que sacando su espada la mató regresando a su castillo. Pasado el tiempo se arrepintió de lo que había hecho y peregrinó a Roma, allí confesó su crimen, como penitencia le impusieron realizar una peregrinación a Santiago, cumplida su penitencia, dejo su vida de nobleza y se instaló en las inmediaciones de la ermita de la Virgen de Óvanos (situada en el monte Arnotegui), su transformación de fe y penitencia fue tan grande, que subió a los altares como San Guillermo.

También destaca en el camino la historia de los “Pastores de Estella”, durante el reinado de Sancho Ramírez en 1085, los pastores de la localidad solían reunirse en las inmediaciones del Monte Puy, un día como varias luces en forma de estrella caían sobre un punto determinado. Asombrados por el evento, se acercaron al lugar y descubrieron en él una cueva, al entrar en ella, encontraron una imagen de la Virgen María, fueron a decírselo al párroco, quien subió con ellos a la gruta, el sacerdote decidió bajarla a la iglesia, pero esta pesaba tanto que le era imposible moverla, por lo que levantaron una ermita, que todavía hoy se encuentra en ese sitio.

Hay muchas más historias, pero haría extenso este relato, por lo que terminaré el mismo con los ritos, símbolos y tradición,

El símbolo por excelencia del peregrino es la concha de vieira, formando conjunto con el bastón y la calabaza, en la calabaza se transportaba el agua, que se bebía en la concha, el cayado o bastón, es un apoyo del caminante y en determinados momentos un medio de defensa. La concha hoy día es también la señal que orienta a los caminantes por caminos, rúas y plazas en los caminos oficiales.

De unos años para aquí se han instalado mogotes, donde se indica la flecha de

dirección a seguir, con la distancia que le queda para llegar a la catedral, algunos peregrinos, dejan piedras sobre ellos o pequeños amuletos, para indicar que han pasado por el lugar, a otros conocidos que sabe que vienen más retrasados. Las piedras era una señal de penitencia, portándola como se portan en la conciencia los pecados, que, una vez ganado el jubileo, se desprenden una vez purificados. Hoy este rito tiene muchas connotaciones, pero su origen se traslada a que, en el punto más alto del camino francés, el abad Gancelmo (siglo XI), entre Foncebadón y Manjarín, en el municipio leonés de Santa Colomba de Somoza, a algo más de 1.500 metros sobre el nivel del mar, se erigió una cruz de hierro, colocada sobre un poste de roble de cinco metros de altura, (hoy esa cruz se encuentra en el Museo del Peregrino de Astorga -León- habiendo sido colocada una réplica de la misma). A los pies de esta, los peregrinos depositaban una piedra, para contribuir a la construcción de la catedral, a la par que hacer penitencia, ya que esta piedra debía ser traída desde el lugar de origen.

Cuando los peregrinos se cruzan, adelantan o se despiden, la frase más común es: “buen camino”, con lo que se desea en forma resumida, una buena peregrinación, incluso algunos extranjeros lo dicen así en castellano.

Las credenciales se van sellando en iglesias, oficinas de turismo e incluso cafeterías y al término de todas las etapas, si se ha realizado unos cien kilómetros, presentando las credenciales debidamente selladas te conceden un diploma, conocido popularmente como “la Compostela”. Terminado este relato muy resumido, solo me queda decirte camínate: - “Adiós y buen camino”.

JOSE MOORE

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From the earliest times, man had the spiritual need to make a pilgrimage to a temple or a holy city according to his faith and religion.

Jerusalem, Kathmandu, Mecca, Rome, Santiago, Karbala and many others are landmarks.

Of them I am going to refer to Santiago de Compostela, a Galician city in the

northwest of Spain, to which every year pilgrims come from different parts of the world, people who are popularly said to be "doing the Camino" because as in one of his songs Serrat says: that the Camino is done by walking.

But "making the journey" is more than just putting on a pair of sneakers, throwing a backpack on your shoulder and starting to walk. We must plan what we want to do, what route to take, what means we have, available shelters, attire according to the time of year and check if we are capable of doing it. I know people who, letting themselves be carried away by the enthusiasm of seeing others do it, threw themselves into the adventure, failing in the attempt and even breaking the march of the group in which they joined.

That is why it should be prepared in advance, using the clothes and weight, that you are going to wear at the time of the actual trip.

There are many routes that lead to Santiago, I would say almost as many as walkers, although there are some more official, the French way from Roncesvalles, the English way from Finisterre, the Portuguese way from Porto, are examples, which can be shortened or lengthened according to the needs and availability of the walker, their economic solvency, the time they can dedicate...

New technologies allow us to plan accommodation offers, routes and also offer us greater security in the event of any incident or adversity. Before, it was easier to make friends with people, during the stages of the Camino, but the arrival of the mobile phone made the charm much lost, at the end of the stage, the pilgrim, instead of talking to others, spends part of his time, reading messages sent to him or sending photos and videos of the places he passed to his own,  so everyone is doing their own thing in a total absence of the person who is a few steps away, who in turn is doing the same.

With this modernity, stories told by the walkers were lost, which were passed from

one to another, there are very funny, but also dramatic, but in the end they were stories, like the one told about Felicia of Aquitaine, a woman of the nobility, who when she returned from making a pilgrimage to Santiago, decided in a fit of humility to stay in Almacín and dedicate her life to helping the poor.  serving in turn as a maiden. When her brother Duke William heard about it from some pilgrims, he went to meet her and tried to persuade her, but she refused, so he drew his sword and killed her and returned to her castle. After time he repented of what he had done and made a pilgrimage to Rome, there he confessed his crime, as a penance he was forced to make a pilgrimage to Santiago, having completed his penance, he left his life of nobility and settled in the vicinity of the hermitage of the Virgin of Óvanos (located on Mount Arnotegui), his transformation of faith and penance was so great,  who rose to the altars like St. William.

The history of the "Shepherds of Estella" also stands out on the way, during the reign of Sancho Ramírez in 1085, the shepherds of the town used to meet in the vicinity of Monte Puy, one day when several star-shaped lights fell on a certain point. Astonished by the event, they approached the place and discovered a cave in it, when they entered it, they found an image of the Virgin Mary, they went to tell the parish priest, who went up with them to the grotto, the priest decided to take it down to the church, but it was so heavy that it was impossible for him to move it, so they built a hermitage,  which is still in that place today.

There are many more stories, but I would make this story extensive, so I will end it with the rites, symbols and tradition,

The symbol par excellence of the pilgrim is the scallop shell, together with the staff and the gourd, in the gourd the water was transported, which was drunk in the shell, the crook or staff, it is a support for the walker and at certain times a means of defense. The shell today is also the sign that guides walkers along roads, streets and squares on the official roads.

For a few years now, mogotes, where the arrow to follow is indicated, with the distance left to reach the cathedral, some pilgrims leave stones on them or small amulets, to indicate that they have passed through the place, to others known who are known to be more delayed. The stones were a sign of penance, carrying it as sins are carried in the conscience, which, once the jubilee is won, are released once purified. Today this rite has many connotations, but its origin is transferred to the fact that, at the highest point of the French Way, the abbot Gancelmo (eleventh century), between Foncebadón and Manjarín, in the Leonese municipality of Santa Colomba de Somoza, just over 1,500 meters above sea level, an iron cross was erected.  placed on an oak post five meters high, (today that cross is in the Pilgrim's Museum of Astorga -León- having been placed a replica of it). At the foot of it, pilgrims deposited a stone, to contribute to the construction of the cathedral, as well as to do penance, since this stone had to be brought from the place of origin.

When pilgrims cross paths, overtake or say goodbye, the most common phrase is: "good road", with which they wish in summary form, a good pilgrimage, even some foreigners say it that way in Spanish.

The credentials are stamped in churches, tourist offices and even cafeterias and at the end of all the stages, if you have covered about a hundred kilometers, presenting the duly stamped credentials they grant you a diploma, popularly known as "la Compostela". Having finished this very brief story, I can only tell you to walk yourself: - "Goodbye and good road".

JOSE MOORE