EL SARGENTO QUE MANDÓ GENERALES//THE SERGEANT WHO COMMANDED GENERALS

 

Estoy a punto de terminar mi garrapateado cuaderno de notas, antes de verterlas en mi modesto blog, el cual poco a poco va incrementando el número de lectores, al igual que el granero del hormiguero se llena de las migajas, que las hormigas obreras transportan para pasar el invierno.

Quiero dedicar estas últimas páginas para contar una historia, que podría ser real en un país democrático, ¡o no!

Es la historia de Jens Typhon, (no confundir con Jens Stolttemberg, que acaba de dejar las riendas de la Alianza Atlántica en manos del neerlandés Mark Rutte).

Jens, un joven alto, inteligente y despierto, un poco desgarbado, tez morena, de ojos oscuros entre marrón y negros, con pelo ligeramente ondulado, que denotan el antepasado turco de sus antecesores. Nació en Skyland, una ciudad opaca y gris en invierno, pero que se llena de luz y bullicio en verano, (de ahí su nombre), en la costa oeste de Spasilk, (un pequeño país democrático). La familia de Jens pertenece a la clase media tirando a baja, viven de lo que da su pequeño negocio familiar. El muchacho realizó sus estudios secundarios con buenas calificaciones. No obstante, ante las dificultades económicas, que podría causar a sus progenitores, el realizar una carrera universitaria, decide enrolarse en el ejército de su país.

Una vez pasado un tiempo en filas, por reunir las condiciones específicas para ello, es promovido al empleo de sargento, pese a los rifirrafes que tenía con su jefe de batallón, un hombre irascible, con una prematura calvicie, que disimulaba portando siempre la prenda de cabeza. Sus ojos azul claro, eran fríos y infundían un cierto temor en los inferiores, cuando este les dirigía la palabra. Sin que Jens pudiese saber porqué, su jefe le había cogido algo de ojeriza, por suerte para él, su coronel no opinaba lo mismo, por lo que pasó por alto, lo que su jefe de batallón le había dicho, de que no era idóneo para el empleo de sargento.

Después de un tiempo, para evitar problemas con su jefe, decidió irse a un Regimiento en Maryland, una de las ciudades más modernas y cosmopolitas del país,  donde tendría más oportunidades de formarse, pues la ciudad tenía buenas ofertas  universitarias. Así que, una vez en su nuevo destino se matriculó en la facultad de ciencias políticas, en la que se volcó con todo su empeño, pues por su profesión, tenía que recuperar las clases perdidas.

Typhon se aplicó tanto profesionalmente como intelectualmente y seis años después, obtenía su flamante graduación en  políticas.

Enseguida un medio local lo contrató como analista  y él decidió pedir la excedencia en su empleo de militar a menos de un mes de su ascenso, que por tanto quedó en suspenso. Sus trabajos no pasan desapercibidos y el partido ROFAK, de ámbito nacional, se interesó por sus servicios y  le ofrece ir en sus filas en la convocatoria electoral.

Jens era el último de la fila, dependía pues de que los electores depositasen en mayoría su confianza en el partido, para que él pudiese resultar electo. Pese ello por avatares del destino, obtuvieron el respaldo del pueblo y terminó entrando enrolado  con el cargo de secretario de Defensa. Pensó que aunque era inexperto en política, al menos en los entresijos entre uniformes, si tenía experiencia.

Pronto se convirtió en el brazo derecho del ministro, terminó siendo su asesor, hombre de confianza e incluso amigo.

Un día Ehud Golwasa, titular de la cartera de defensa, decidió no dejar de aprovechar una oportunidad que se le brindaba en la sede de las Naciones Unidas y propuso al secretario del partido y presidente de la nación, Pierre Brentano, que Jens Typhon ocupase su puesto.  No tuvo que pensárselo mucho el presidente  para conceder lo que Brentano le pedía, después de todo era quien más lo conocía.

La primera visita que Jens realizó, como máximo responsable del ministerio, fue a su antigua Base en Skyland, situada en una alta colina desde la que se divisaba el

todo el estuario del río Ibar. Una vez allí se encontró que su antiguo jefe de batallón que en ese momento era el Comandante de la Base. El nerviosismo del oficial ante su presencia era evidente. Los presentes por lo "bajini" reían con la cómica situación al ver la “cara de póker” que tenía su coronel. Pero Jens demostró tener el aplomo suficiente para hacer como si no se diese cuenta del detalle.

A Typhon le ofrecieron firmar en el libro de honor de la Unidad lo hizo encantado y  en la dedicatoria escribió:

“En esta visita que como ministro realizo a mi antigua Base Militar, en la cual serví como sargento, quisiera dejar como ejemplo didáctico, que nunca se debe menospreciar gratuitamente a un subalterno, porque llegado el caso, incluso los generales pueden estar bajo las órdenes de un sargento”

Skyland 20 de noviembre de 2024. Jens Typhon.

Sin hacer ningún ningún comentario, siguió todo el protocolo establecido en la visita  y llegado el momento, tras estrechar su mano al coronel, abandonó la Base con la cabeza muy alta.

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Jose Moore.

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 I'm about to finish my scribbled notebook, before pouring them into my modest blog, which is slowly increasing readership, just as the barn in the anthill fills up with the crumbs that worker ants carry to get through the winter.

I want to dedicate these last pages to tell a story, which could be real in a democratic country, or not!

This is the story of Jens Typhon, (not to be confused with Jens Stolttemberg, who has just left the reins of the Atlantic Alliance in the hands of the Dutchman Mark Rutte).

Jens, a tall, intelligent and alert young man, a little ungainly, with a dark complexion, dark eyes between brown and black, with slightly wavy hair, which denote the Turkish ancestor of his ancestors. He was born in Skyland, a dull and grey town in winter, but filled with light and bustle in summer, (hence its name), on the west coast of Spasilk, (a small democratic country). Jens' family belongs to the middle class on the downside, living off what their small family business gives. The

boy completed his secondary studies with good grades. However, given the economic difficulties that could cause his parents to pursue a university career, he decided to enlist in the army of his country.

After spending some time in the ranks, because he met the specific conditions for it, he was promoted to the job of sergeant, despite the quarrels he had with his battalion chief, an irascible man, with premature baldness, which he concealed by always wearing the headgear. His light blue eyes were cold and instilled a certain fear in the inferiors, when he spoke to them. Without Jens being able to know why, his commander had taken a bit of a scolding at him, luckily for him, his colonel did not think so, so he ignored, what his battalion commander had told him, that he was not suitable for the job of sergeant.

After a while, to avoid problems with his boss, he decided to go to a regiment in Maryland, one of the most modern and cosmopolitan cities in the country, where he would have more opportunities to train, since the city had good university offers. So, once in his new destination, he enrolled in the faculty of political science, in which he threw all his effort, because due to his profession, he had to make up the missed classes.

Typhon applied himself both professionally and intellectually and six years later, he obtained his brand new degree in politics.

A local media outlet immediately hired him as an analyst and he decided to take a leave of absence from his military job less than a month after his promotion, which was therefore suspended. His work does not go unnoticed and the ROFAK party, nationwide, was interested in his services and offered him to join its ranks in the electoral call.

Jens was the last in line, so he depended on the voters placing their trust in the party in a majority, so that he could be elected. Despite this, due to the vicissitudes of fate, they obtained the support of the people and ended up being enrolled with the position of Secretary of Defense. He thought that although he was inexperienced in politics, at least in the ins and outs between uniforms, he did have experience.

He soon became the minister's right-hand man, ended up being his advisor, trusted man and even friend.

One day Ehud Golwasa, head of the defense portfolio, decided not to miss an opportunity offered to him at the United Nations headquarters and proposed to the party secretary and president of the nation, Pierre Brentano, that Jens Typhon take his place.  The president did not have to think long to grant what Brentano asked of him, after all he was the one who knew him best.

Jens' first visit, as head of the ministry, was to his former base in Skyland, located on a high hill overlooking the entire estuary of the Ibar River. Once there he found his former battalion chief who at the time was the Base Commander. The officer's nervousness in his presence was evident. Those present laughed at the comical situation when they saw the "poker face" that their colonel had. But Jens proved to have enough poise to pretend not to notice the detail.

Typhon was offered to sign the Unit's book of honour, he was delighted to do so and in the dedication he wrote:

"In this visit that as a minister I make to my old Military Base, where I served as a sergeant, I would like to leave as a didactic example, that a subordinate should never be gratuitously underestimated, because if necessary, even generals can be under the orders of a sergeant."

Skyland 20 of November 2024. Jens Typhon.

Without making any comment, he followed all the protocol established in the visit and when the time came, after shaking hands with the colonel, he left the Base with his head held high.

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Jose Moore