UNA MAÑANA DE TRIATHLON MUNDIAL
La mañana amaneció fresca tirando a fría. A los triatletas de la modalidad “sprint” les había tocado madrugar, su prueba comenzaba a las ocho, tenían que confirmar
su participación y también calentar.La primera parte era vérselas con
el agua, para colmo, estaba a solo un grado de que les pudiesen permitir el uso
de traje de neopreno, lo que endurecía un poco más la confrontación con este
medio.
Los intrépidos participantes iban
ocupando su puesto en el pantalán, a medida que citaban su participación por la
megafonía ambiente. La bocina de los jueces puso en marcha la maquinaria del
chapoteo en el agua, una deportista brasileña, preguntó a un voluntario, si en
el río había caimanes, la respuesta que este le dio, le arrancó la mejor de sus
sonrisas: “Aquí en Pontevedra, no hay ningún animal peligroso, las únicas posibles
fieras, andan a dos patas y de pie”
Terminada la prueba, estos se lanzaron a la carrera, buscando en el punto de transición sus bicicletas, (máquinas que no tenían nada que envidiar, a las que usan los equipos participantes, en las grandes carreras ciclistas: Vuelta, Tour o Giro) la mayoría de ellas, incorporan en los pedales ya las zapatillas colocadas, para no perder mucho tiempo en el cambio, aquí la técnica juega un papel importante y sobre todo la rapidez de movimientos. Ante un tenebroso circuito que
pone a prueba a los deportistas, con entrada en el estadio, donde está situada la zona donde deben dejar sus bicicletas y el casco en el lugar establecido para cada uno de ellos.El último tramo, consiste en una
carrera a pie por un circuito totalmente urbano, por las calles sobre todo del
centro de la ciudad. Donde la serpiente multicolor recibe el aliento y las ovaciones
del público presente, para llegar a la meta situada en la pista de tartán de
atletismo, debidamente protegida de loneta azul, para que no se deteriore
demasiado el material.
La ceremonia de entrega de
medallas, con el izado de bandera de los tres primeros y el himno del país del campeón,
pone el colofón a una jornada que se presumía interesante y dura (un campeonato
del mundo no es cualquier cosa).
JOSE MOORE
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