ENTRE CEMENTERIOS, SANTOS Y DIFUNTOS/BETWEEN CEMETERIES, SAINTS AND DEAD

 

Entre otras definiciones que la RAE da de cementerio, está la que dice que es un terreno destinado a enterrar a los muertos.

En muchas partes del mundo, por tradición o cultura religiosa, la gente acude al cementerio de forma especial los dos primeros días de noviembre (Día 1, Todos los Santos y Día 2, Difuntos), para honrar a los ancestros de la familia y depositar en sus tumbas, flores y velas.

 En esto, al igual que muchas cosas, el mundo comercial ha metido su mano, para convertir unos días señalados en unas fuentes de negocios, que mueven importantes sumas de dinero. Haciendo de noviembre su agosto económico.

 Es típico en esta época degustar castañas asadas, huesitos dulces, buñuelos de nata o crema y otros típicos productos. Pero la fiesta es mucho más, los niños aprenden a vaciar las calabazas, convirtiéndolas en vistosas calaveras iluminadas. Indicando el camino de la luz, a los que se encuentran en el mundo de las tinieblas. Siguiendo el rito celta, que empezaba al anochecer entorno a una hoguera.

 


Algunos se disfrazan con capas negras y caretas más o menos tétricas, para infundir miedo al más allá. En Galicia esta fiesta se conoce como Samaín, que proviene del Samhain, que en gaélico significa fin del verano. Esta fiesta de origen celta marcaba el final de la época estival y de recogida de las cosechas, dando paso a la larga y tenebrosa temporada invernal. El Samhain tenía su arraigo en Irlanda, Escocia y las Islas Man, con juegos para pequeños y mayores, como por ejemplo la recogida de la manzana en el agua, con la boca y sin poder tocarla con la mano. O la búsqueda de la moneda escondida en un montículo de arena.

 Normalmente los cementerios se encuentran rodeados de una tapia, en su interior se plantan entre las tumbas flores y árboles, el árbol típico del cementerio es el ciprés, por su forma en punta de lanza, transporta al muerto de la tierra al cielo. Para que puedan disimular con su fragancia el nauseabundo olor de los cuerpos en descomposición.


En las lápidas se suele señalar el nombre del muerto, la edad y la fecha de defunción, alguna cita religiosa o algo que refleje la personalidad del fallecido.

También refleja el poderío económico del difunto o de la familia en función de la tumba en la que esta enterrado, mausoleo, capilla, nicho o tierra. Después de todo, sea lo que fuere, todos tienen en su interior una cosa en común, huesos y ceniza.

Ni en España ni en el Extranjero fui dado a visitar los cementerios, cuando alguna vez lo hago, es por un acto social, familiar u oficial. Pues lo que es real, es que no es un lugar de vida sino de muerte.

 En Kosovo (ex Yugoslavia) la provincia arisca que le llaman los serbios, salvo algunas comunidades cristianas y muy pocas musulmanas entierran a sus difuntos en un cementerio. Hay otras comunidades que depositan a sus seres queridos en cualquier lado del campo, envuelto en una manta, colocan hacia oriente una piedra y la cubren con piedras, tierra y flores. Es cierto que, en algunos lugares, hay mausoleos dedicados a los “mártires” de las milicias de la UÇK, que pelearon y murieron en la guerra contra los serbios en 1999, donde se esculpieron en mármol sus fotos y sus nombres, pero no es lo común en el resto del país. En un campo a las afueras de Klina, ciudad donde vivió en su tierna juventud, la beata Teresa de Calcuta, hay una serie de tumbas de tierra, que solo dispone de una lápida central con los nombres de 25 miembros de una familia, que fueron asesinados mientras disfrutaban de una celebración en una casa. Al menos una vez por semana pasaba por allí y nunca vi ante ellas a nadie, aunque alguien se encarga de mantener vivos los ramos de flores, que señalan cada uno de los montículos de tierra.

 Cada país tiene en esto sus costumbres y le da su nombre. En América y otros lugares se conoce este día como Halloween, que significa literalmente Día de Todos los Santos.

 Jose Moore

Among other definitions that the RAE gives of a cemetery is the one that says that it is a plot of land intended to bury the dead.

In many parts of the world, by tradition or religious culture, people go to the cemetery in a special way on the first two days of November (Day 1, All Saints Day and Day 2, All Souls), to honour the family ancestors and place on their graves, flowers, and candles.

 In this, like many things, the commercial world has put its hand in, to turn certain days into sources of business, which move significant sums of money. Making November your economic August.

  is typical currently to taste roasted chestnuts, sweet bones, cream or cream fritters and other typical products. But the festival is much more, children learn to hollow out the pumpkins, turning them into colourful illuminated skulls. Indicating the path of light, to those who find themselves in the world of darkness. Following the Celtic ritual, which began at dusk around a bonfire.

 Some dress up with black capes and gloomy masks, to instil fear of the afterlife. In Galicia this festival is known as Samaín, which comes from Samhain, which in Gaelic means end of summer. This festival of Celtic origin marked the end of the summer season and the harvesting of crops, giving way to the long and dark winter season. Samhain had its roots in Ireland, Scotland, and the Isles of Man, with games for children and adults, such as picking the apple in the water, with the mouth and without being able to touch it with the hand. Or the search for the coin hidden in a mound of sand.

 Normally cemeteries are surrounded by a wall, inside flowers and trees are planted between the graves, the typical cemetery tree is the cypress, due to its spearhead shape, it transports the dead from earth to heaven. So that they can disguise the nauseating smell of decomposing bodies with their fragrance.

The tombstones usually indicate the name of the deceased, the age and date of death, some religious quote or something that reflects the personality of the deceased.

It also reflects the economic power of the deceased or the family depending on the tomb in which they are buried, mausoleum, chapel, niche, or land. After all, whatever it may be, they all have one thing in common inside, bones, and ashes.

Neither in Spain nor abroad was I given to visiting cemeteries; when I ever do, it is for a social, family, or official event. Well, what is real is that it is not a place of life but of death.

 In Kosovo (former Yugoslavia), the harsh province that the Serbs call it, except for some Christian communities and very few Muslims, they bury their dead in a cemetery. There are other communities that place their loved ones on either side of the field, wrapped in a blanket, place a stone towards the east and cover it with stones, earth, and flowers. It is true that, in some places, there are mausoleums dedicated to the “martyrs” of the UÇK militias, who fought and died in the war against the Serbs in 1999, where their photos and names were sculpted in marble, but it is not common in the rest of the country. In a field on the outskirts of Klina, the city where Blessed Teresa of Calcutta lived in her early youth, there is a series of earthen tombs, which only have a central tombstone with the names of 25 members of a family, who were murdered while enjoying a celebration in a house. At least once a week I passed by there and I never saw anyone in front of them, although someone oversees keeping the bouquets of flowers alive, which mark each of the mounds of earth.

 Each country has its customs and gives it its name. In America and other places this day is known as Halloween, which literally means All Saints' Day.

 Jose Moore

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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