EFECTO DE LA DIPLOMACIA EN LOS CONFLICTOS ARMADOS//FFECT OF DIPLOMACY IN ARMED CONFLICT

     Vivimos en un mundo tan globalizado, que la inestabilidad de un punto del planeta afecta, económica y socialmente, al otro lado de este.

A nadie se le escapa, por ello, que la comunidad internacional trate de evitar por todos los medios que esa inestabilidad afecte no solo a las partes en litigio,sino también al resto de los países. El mejor medio para conseguirlo es a través del dialogo, la negociación y la cooperación.

Los dos mayores garantes de la paz son la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE), que en la búsqueda de aquélla no dudan en primer lugar en utilizar la vía diplomática.

Dice el diccionario de la lengua española que “diplomacia” es la rama de la política relativa a las relaciones internacionales y también el tacto o habilidad para

tratar los asuntos delicados. Y como podemos ver tristemente muy a menudo, no es poco asunto delicado la confrontación entre dos países en guerra, y no digamos una guerra entre dos bandos en un mismo país.

Cuando se desata la tensión, ya sea de forma interna (guerra civil) o con un país vecino, lo primero que la comunidad internacional debe intentar es frenarla por todos los medios, pero empezando por la diplomacia. El primer problema para alcanzar es que el interlocutor sea reconocido por ambas partes. Algo que a veces no es fácil de conseguir, al entrar en juego otros factores como la relación que mantenían con la Organización antes de que estallase el conflicto en que se intenta mediar.

Dicho esto, es esencial que las grandes organizaciones lleven a cabo una eficaz política preventiva, antes que se desaten las hostilidades y estas desencadenan en una guerra.

En esta prevención juega un papel primordial la figura del enviado diplomático, que funciona como Alto Representante de la Organización en la que está encuadrado, que como tal debe desplazarse al lugar del conflicto, reunirse con las partes y emitir informes que puedan ser analizados para subsanar las diferencias que dieron lugar a las desavenencias entre las partes.

En el caso de las Naciones Unidas, los informes del Alto Representante son tratados en el Departamento de Asuntos Políticos y Consolidación de la Paz (DAPCP); en algunos casos, el mediador es el propio secretario general, quien directamente habla con los representantes de las dos partes.

Es por ello por lo que, con más frecuencia, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reúne para buscar soluciones a un acontecimiento que pueda terminar en conflicto, antes de que este tenga lugar.

El Consejo de Seguridad con su sede en Manhattan (Nueva York), está formado por diez miembros no permanentes, que son elegidos de forma temporal

entre los 193 estados socios de la ONU, y otros cinco que tienen carácter permanente: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia. El problema a veces surge porque mientras los diez miembros no permanentes tienen derecho solo a voto, los permanentes lo tienen también a veto, por lo que una determinada Resolución puede no salir por el veto de uno o más de esos miembros permanentes.

Aun saliendo adelante la Resolución, no siempre su efecto es inmediato, como pudimos comprobar en la guerra del Líbano de 2006. Desde la fecha de la

Resolución 1701 emitida en agosto, Israel no se retiró del país de los cedros hasta septiembre. Pese a ser un conflicto relativamente corto, se cobró la vida de más de un millar de libaneses y de un centenar de israelíes. Fue una guerra que no logró ninguno de los objetivos, según el informe emitido por el jurista Eliyahu Winograd, informe de unas quinientas páginas que fue demoledor, pues derribó de su puesto al teniente general Jefe de Estado Mayor Dan Helutz, el Ministro de Defensa Amir Peretz y el Primer Ministro Ehud Olmer.

El periodista israelí Ammón Levy declaró: “Más valiese usar la diplomacia; La guerra fue un suicidio colectivo, dirigida por el gobierno, apoyada por los medios de comunicación y alentada por la opinión pública. Querían venganza de los soldados muertos por Hezbollah en la frontera con Líbano y, ya se sabe, cuando el pueblo pide sangre, el gobierno gustoso se la da”.

Los apoyos a la población a lo Plan Marshall pueden ayudar a rebajar el grado de tensión, pero no siempre la opinión pública coincide con la opinión política, incluso la opinión mediática puede llegar a ser silenciada o tergiversada a la fuerza, para que no influya en la opinión pública.

Aun cuando el conflicto parece inevitable, la resolución política puede ser neutralizada por medio de la negociación y mediación que ponga fin a las divergencias por ambas partes.

Como podemos ver en el conflicto entre Rusia y Ucrania, hay una amplia actividad por parte de los diplomáticos de las Naciones Unidas, de la Alianza Atlántica y de la Unión Europea, por poner fin a esta guerra que amenaza la paz, la estabilidad y la seguridad mundial.

Tras un conflicto de estas características, son muchos los factores que influyen en la desestabilización no solo regional, sino mundial: Desplazamiento de

refugiados a los que tienen que hacer frente los países de acogida, problemas de tipo medioambiental, desaparición de especies de animales y plantas, desabastecimiento de productos esenciales  en el equilibrio y sostén de terceros  países, alza en los precios del combustible, apertura de otros mercados que suplan a los perdidos por el conflicto... Alguno de estos problemas que se producen perduran en el tiempo, a veces incluso años después de terminada la confrontación armada.

El principal objetivo que debe buscar la diplomacia internacional, por medio de su Alto Representante que actúa de mediador, es lograr un entendimiento que beneficie a las dos partes y a la vez resulte también beneficioso para la comunidad internacional. No es nada fácil alcanzar un acuerdo que contente a todos, pues siempre habrá algunas cosas con los que alguno de los interlocutores no va a estar de acuerdo.

Una vez que el conflicto está en marcha, hay mecanismos que puedan frenarlo, pero por desgracia no siempre son eficaces: manifestaciones en contra de sus dirigentes por parte de la población, boicots y sanciones por parte de otros países, e incluso, en determinados momentos, el uso de la Fuerza, ya sea a modo de interposición como puede ser el caso de UNIFIL, desplegado en Líbano, o con efectos más contundentes, como en el caso del conflicto de los Balcanes, de Iraq, de Afganistán, Siria u otros lugares, donde fuerzas aliadas tuvieron que actuar activamente.

Para no llegar a extremos tan drásticos en el uso de la fuerza, es importante para los organismos contar con medios que les permitan mantener la paz, afianzar la seguridad internacional y fomentar  la cooperación entre países.

La ONU y la UE deben llevar a cabo políticas que fomenten en los gobiernos la democracia y el respeto por los derechos humanos, sin discriminación por razón de etnia, sexo, creencias.

Los conflictos surgen más por asuntos ligados con la economía que por el expansionismo, por ello  hay que lograr afianzar un acuerdo eficacaz que contente a las partes en escena, que sean públicos y transparentes.

La diplomacia debe encontrar y alcanzar la forma de conseguir una relación pacífica  entre los estados y evitar la confrontación armada entre los mismos.

En los conflictos de guerra civil también debe buscarse una solución en la que la población alcance una mejor situación de prosperidad por medio de implantación de políticas de democracia, presionando la comunidad internacional a los gobiernos para que actúen conforme a lo determinado en la carta de las NN.UU., fomentando la unión entre los distintos bandos.

En definitiva, el fin primordial que buscan tanto las Naciones Unidas como la Unión Europea por medio de la diplomacia es la resolución de conflictos por medios pacíficos, tratando de lograr un entendimiento por ambas partes, consolidando la paz y la estabilidad no solo entre ellos, sino también en el conjunto de la comunidad internacional.

Ese fue el objetivo que se marcaron en San Francisco el 24 de octubre de 1945, al fundar la Organización de las Naciones Unidas, que no hubiese un conflicto como el de la II Guerra Mundial, el cual aun estaba dando sus últimos y crueles coletazos.

Jose Moore

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    We live in such a globalized world that the instability of one part of the planet affects the other side of it economically and socially.

   It is therefore not lost on anyone that the international community is trying to prevent this instability from affecting not only the parties to the dispute, but also the rest of the countries. The best way to achieve this is through dialogue, negotiation, and cooperation.

  The two greatest guarantors of peace are the United Nations (UN) and the

European Union (EU), which in the search for peace do not hesitate to use diplomatic channels in the first place.

  The dictionary of the Spanish language says that "diplomacy" is the branch of politics related to international relations and the tact or ability to deal with delicate matters. And as we can sadly see all too often, the confrontation between two countries at war is no small delicate matter, let alone a war between two sides in the same country

  When tension breaks out, whether internally (civil war) or with a neighbouring country, the first thing the international community should try to do is to stop it by all means, but starting with diplomacy. The first problem to achieve is that the interlocutor is recognized by both parties. This is sometimes not easy to achieve, as other factors come into play, such as the relationship they had with the Organization before the conflict in which they are trying to mediate broke out.

   That said, it is essential for large organizations to carry out an effective preventive policy before hostilities break out and escalate into war.

    A key role in this prevention is played by the figure of the diplomatic envoy, who functions as the High Representative of the Organization in which he or she is a member, who as such must travel to the site of the conflict, meet with the parties and issue reports that can be analysed in order to resolve the differences that gave rise to the disagreements between the parties.

    In the case of the United Nations, the reports of the High Representative are dealt with by the Department of Political Affairs and Peacebuilding (DPPA); In some cases, the mediator is the Secretary-General himself, who speaks directly to the representatives of the two parties.

  That is why, more often, the United Nations Security Council meets to seek solutions to an event that could end in conflict, before it takes place.

     The Security Council, headquartered in Manhattan, New York, is made up of ten non-permanent members, who are elected on a temporary basis from among the UN's 193 partner states, and another five who are permanent: the United States, Russia, China, the United Kingdom and France. The problem sometimes arises because while the ten non-permanent members have the right to vote only, the permanent members also have the right to veto, so that a given Resolution may not be vetoed by one or more of those permanent members.

    Even if the resolution goes ahead, its effect is not always immediate, as we saw in the 2006 Lebanon war. Since the date of Resolution 1701 issued in August,

Israel did not withdraw from the country of cedars until September. Despite being a relatively short conflict, it claimed the lives of more than a thousand Lebanese and a hundred Israelis. It was a war that achieved none of the objectives, according to the report issued by the jurist Eliyahu Winograd, a report of about five hundred pages that was devastating, since it brought down Lieutenant General Chief of Staff Dan Helutz, Defense Minister Amir Peretz and Prime Minister Ehud Olmer from their posts.

   Israeli journalist Ammon Levy: "Diplomacy had better; The war was a collective suicide, directed by the government, supported by the media, and encouraged by public opinion. They wanted revenge on the soldiers killed by Hezbollah on the border with Lebanon and, as you know, when the people ask for blood, the government gladly gives it to them."

   Marshall Plan support for the population can help to reduce the degree of tension, but public opinion does not always coincide with political opinion, even media opinion can be silenced or forcibly distorted, so that it does not influence public opinion.

  Even when conflict seems inevitable, political resolution can be neutralized through negotiation and mediation that puts an end to divergences on both sides.

   As we can see in the conflict between Russia and Ukraine, there is extensive activity on the part of diplomats from the United Nations, the Atlantic Alliance and the European Union, to put an end to this war that threatens world peace, stability and security.

    In the aftermath of a conflict of this nature, there are many factors that influence not only regional but also global destabilisation: displacement of refugees faced by host countries, environmental problems, disappearance of animal and plant species, shortages of essential products in the balance and support of third countries.  rise in fuel prices, opening of other markets to replace those lost due to the conflict... Some of these problems persist over time, sometimes even years after the end of the armed confrontation.

    The main objective that international diplomacy should pursue, through its High Representative acting as mediator, is to achieve an understanding that benefits both parties and at the same time is also beneficial to the international community. It is not easy to reach an agreement that satisfies everyone, because there will always be some things with which one of the interlocutors will not agree.

  Once the conflict is underway, there are mechanisms that can stop it, but unfortunately they are not always effective: demonstrations against their leaders by the population, boycotts and sanctions by other countries, and even, at certain

times, the use of force, either by way of interposition as in the case of UNIFIL.  deployed in Lebanon, or with more forceful effects, as in the case of the conflict in the Balkans, Iraq, Afghanistan, Syria or elsewhere, where allied forces had to act actively.

    In order not to go to such drastic extremes in the use of force, it is important for agencies to have the means to maintain peace, strengthen international security and foster cooperation among countries.

    The UN and the EU must carry out policies that promote democracy and respect for human rights in governments, without discrimination on the basis of ethnicity, sex or belief.

   Conflicts arise more from issues related to the economy than from expansionism, so it is necessary to consolidate effective agreements that satisfy the parties on the scene, that are public and transparent.

   Diplomacy must find and achieve ways to achieve a peaceful relationship between states and avoid armed confrontation between them.

   In civil war conflicts, a solution must also be sought in which the population achieves a better situation of prosperity through the implementation of democratic policies, with the international community pressuring governments to act in accordance with the provisions of the UN charter and promoting unity between the different sides.

   In short, the primary aim sought by both the United Nations and the European Union through diplomacy is the resolution of conflicts by peaceful means, seeking to achieve an understanding on both sides, consolidating peace and stability not only among themselves, but also in the international community.

   That was the goal they set themselves in San Francisco on October 24, 1945, when they founded the United Nations, so that there would not be a conflict like that of World War II, which was still giving its last and cruel blows.

Jose Moore