LA NOSTALGIA DE PAULO
Corría el año 1935, en España se cernían negros nubarrones y algunos buscaron en América del Sur, un futuro más halagüeño.
Sin embargo, no todo es de color de rosa y como dice un viejo refrán: “En ningún lado atan los perroscon longanizas”. El primer obstáculo que te encuentras según el país al que vas, es la lengua, pero a eso hay que añadir las costumbres, el racismo, la religión, la propia sociedad etc. Es entonces cuando empiezas a echar de menos ciertas cosas que, aunque fueran precarias, en el calor del hogar y los tuyos, se llevan mucho mejor.
Hoy cualquier avión cruza el
charco en unas ocho horas, según el lugar de destino, pero en aquel entonces
los barcos hacían unas travesías sinuosas, la comida se hacía monótona y para
muchos de los emigrantes era su bautismo de mar. Son muchos y largos días donde
el pasajero solo veía agua y cielo. En algunos casos muy concretos, podría
contemplar el pasar largos cetáceos, pero la estabilidad de los buques tampoco
era todo lo bueno que cabía desear, por lo que la mayoría de las veces,
contemplaban lo que permitía el ojo de buey del camarote.
Nadie admitía la derrota, cuando,
pasado los años, algunos tenían la oportunidad de hacer un viaje a su aldea
natal, vestían sus mejores galas, alquilaban coches y se movían como si la
fortuna les sonriese, pero en bastantes casos, eso no era así en la realidad de
la vida.
La Nostalgia de Paulo, nos
sumerge en el tenebroso mundo de la emigración de la primera mitad del siglo
pasado. Pero donde también te hace descubrir cómo puede surgir el amor entre personas
nacidas en distintas culturas, estatus y desarrollo económico.
Si quieres disfrutar de esta
aventura, te adjunto el enlace, para que puedas hacerlo e incluso aconsejar a
tus amigos y conocidos, que no saben que regalar en esta Navidad.
JOSE MOORE
Comentarios
Publicar un comentario