LA BANDA DE MUSICA DEL PUEBLO Vs. LA ADMINISTRACION
En una aldea de Galicia había una
banda de música, dirigida por un viejo maestro de la escuela unitaria del
pueblo. Los músicos (todos vecinos de la aldea) tenían sus propias ocupaciones,
pero dedicaban parte de su tiempo a los ensayos dirigidos con mimo y paciencia
por el maestro. De esta manera, amenizaban las festividades que se celebran en
la localidad y en las poblaciones vecinas, siendo apreciada por todos.
No tenían idea de solfeo, partituras y todos tocaban de oído, pero lo hacían bien, y aunque estaban a años luz de la orquesta sinfónica de Viena, la cosa funcionaba y todos estaban ilusionados y contentos. Era un ejemplo y los chavales que podían se incorporaban a la misma, es verdad, que a algunos les aburría no conseguir progresar lo que esperaban y preferían realizar otras actividades.
Pasado un tiempo, el maestro se
fue al otro mundo, (en un viaje que tarde o temprano realizaremos todos) pero,
aunque lloraron su ausencia, no se desanimaron y la banda siguió funcionando
casi igual, seguían practicando y mimaban los instrumentos que tanto le costara
conseguir, para que siempre estuviesen a punto y el paso del tiempo no los
deteriorase. Seguían incorporándose algunos jóvenes del pueblo y la cosa
marchaba correctamente. El dinero que recibían le daban para cubrir gastos y
poco más.
Pero como la historia es
susceptible de cambiar, un día de fiesta pasó por el pueblo un grupo de
elegantes personas de la capital, que observaron con detenimiento la actuación
de la banda. Preguntaron a un vecino, bastantes cosas acerca de ella, le llamó
la atención que no tuviese director. El hombre les dijo que hacía un año que
había muerto, pero que la banda funcionaba igual. Llamaron al juez de paz, y le
dijeron que ellos solucionarían el tema del director y después continuaron su
viaje.
Pocos días más tarde, el juez de paz
recibió una llamada, en el que le conminaban a dar de alta la banda en la Conselleria
de cultura, añadiendo que, a partir de ese momento, le dirigiría los ensayos a
distancia un determinado señor, con los estudios de música, el cual solo se
desplazaría al pueblo los días de actuación de la banda. También tendrían que declarar
todo lo que les diesen las comisiones de fiesta y pagar un tanto por ciento de
dichos ingresos, de los cuales el director cobraría el 1%.
La primera medida que el director
tomó, fue que tenían que limpiar los instrumentos con un determinado producto,
que el enviaría desde Madrid, y cada músico debería pagar el suyo, porque así
se prolongaba la vida útil del instrumento. Y que era bueno que todo el mundo
empezase a estudiar solfeo, pues que a su modo de ver, todo musico que se
precie, debe saber que son las corcheas, semicorcheas, blancas y negras que
aparecen en las partituras, que ellos no usaban en absoluto…
Al poco tiempo, los músicos, tuvieron
que poner de su bolsillo dinero, del que muchos carecían para que la banda
siguiese. Con el producto que usaban, comenzaron primero a salir manchas en los
cromados y terminaron por oxidarse. Ante este panorama que se le presentaba, muchos
se desanimaron, algunos porque eran incapaces de leer una sola línea de una
partitura, otros porque les suponía un gasto económico y terminaron por dejar
la banda. Como no tenía continuidad, esta terminó por desaparecer y los
instrumentos quedaron arrinconados en el trastero de la casa social y al final arruinados
fueron a parar a una chatarrería. El “director”
capitalino, les echó en cara que con lo que él había puesto de su mano, para
hacer de ellos unos músicos de provecho, terminasen dejando todo y aunque él se
quedó sin unos ingresos extra, seguía manteniendo su puesto en la Administración.
Esto es lo que pasa al campo,
exigen tantos requisitos a los agricultores y ganaderos, les obligan a pagar abusivas
tasas, tienen que gastar mucho dinero en veterinarios, poner determinadas vacunas
y, si, las cosas salen mal dadas sacrificar tanto a los animales enfermos como
a los sanos, pagar una cara incineración de estas reses. No les dejan limpiar
los montes, les obligan a conocer lo que pueden o no recolectar. Tienen que
utilizar determinadas semillas, hacer cursos de sulfatar y otros menesteres,
dejar a monte baldío ciertas partes, para los animales salvajes, (algunos de
ellos que diezman su ganado), al final aburridos muchos dejan el campo, el
monte se llena de maleza y un día, aparece el fuego y realiza la limpieza que
los humanos no hicieron, y quienes tratan de aun así aguantar, se quedan, sin
tierras de labor, sin ganado y en algunos casos sin casa. Entonces viene lo
peor de la historia, para empezar si no les ayuda la familia no tienen dinero
para comprar ni una barra de pan, como al quemársele la casa, se le quema mucha
documentación, tienen problemas para declarar lo que les piden en la Administración,
con lo que la ayuda, en el mejor de los casos, les puede tardar de ocho meses,
hasta incluso años, al final la vida es siempre igual, el pobre al hoyo y el
rico al boyo.
JOSE MOORE
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